jueves, diciembre 29, 2005

The Matrix o La Matriz para nosotros.

En esto de las películas hay que tener una visión bien urdida a la hora de emitir un juicio. Dado que no tengo una experticia muy acabada en el séptimo arte, y ningún medio me paga por hacer análisis de los filmes que han pasado por la cartelera nacional, mi interés trasunta en dejar una testimonio particular de ésta realización fílmica, mentada por los hermanos Wachowski.

Cabe mencionar que las reflexiones son muchas, así es que me dedicaré a hacer deliberaciones puntuales y en coherencia con la cronología de la película. Al parecer, mi motivación está promovida porque en los momentos de proyección de ésta película –en el capítulo no estoy muy claro- mis colegas asalariados y dedicados a la temática, emitieron juicios muy desalentadores y poco profesionales. En una de esas, sus comentarios estaban condicionados por un brazo editor macabro; sin embargo, la posición que se merecía La Matriz fue obviada a todo nivel.

Estoy en el más claro de los conceptos con el hecho que todo lo que realizaré estará oculto en ésta época. La confusión hoy es la sacra potestad de nuestras acciones y, por ende, de nuestras reflexiones. Así es que mi afán concurre hacia el más efímero de los reconocimientos, porque “estamos en chilito” –dijo mi profesor de tránsito-.

Se tomaron tantos elementos como fueron posibles de acopiar para producir una de las más significativas películas que marco el fin del siglo XX y el comienzo del XXI. Una realización cinematográfica que recurrió a todo lo tecnológicamente posible, y a una proyección del desarrollo de la raza humana, hasta lo más extremo que hoy se puede vislumbrar. Cabe destacar que: antes de La Matriz, ya se viene hablando de un choque entre las máquinas y los humanos así es que no es una reflexión privativa de éste film, el tópico mencionado.

Un joven, como miles que existen hoy en día en el mundo, delante de su monitor tratando de entender que sucede con él y sus innumerables viajes hacia otras dimensiones. Obviamente, busca respuesta entre sus máximos exponentes de su cultura y ya tiene instalado sus héroes y próceres, además del infaltable icono sexual que también deambula por los intrincados pasajes de sus alternas redes dimensionales.

Solamente por el hecho de estar desarrollándose frente a un monitor, se despliega una suerte de paralelismo de vivencia, en donde es atraído por éste, dejando de lado el que está más próximo a su ver/dad. Pronto, su más cercana realidad comienza a reclamarle obediencia y los programas conscientes se despliegan para hacer entrar en vereda al descarriado. Siendo, todo ello, observado desde un paralelismo que puede admirar todo el contexto.

En un principio, todo ello es como estar observando un desenfrenado conflicto de intereses. Por una parte se presentan los elementos formales pujando por ser aceptados, mientras surgen desde lo impensable los mecanismos anhelados y los entes no imaginados, pero si reflexionados. He aquí la génesis de las más complejas interrogantes que el hombre se plantea, constantemente, ¿estoy donde debería estar? ¿hago lo que debería hacer? ¿pienso lo que debería pensar?

Luego de todo lo que pasó mientras el ungido se desplazaba, como cual títere comandado por hilos imaginarios, entre los biombos de su oficina. Quedó claro que aunque sea uno el elemento principal de las profecías, deberemos tener una segunda y contundente muestra de hechos para comenzar a creer. Si Neo dudó, imaginémonos por un momento en su lugar. Al fin y al cabo, el modelo que nos han incrustado, a través del tiempo, es súper rígido y sería como negarnos a nosotros mismos y todo lo que entendemos como cierto Una verdadera locura que nadie está preparado para entender, aceptar ni recorrer.

Neo saltó hacia la otra ventana, fue capturado e interrogado.....

 
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